lunes, 18 de octubre de 2010

URBANIA. Yo los ví. Eran cuatro platillos voladores que realizaron una "intervención extraterrestre", pero la gente no volteaba, nadie los vio.

Yohanan Díaz Vargas, yohanandiaz@yahoo.com.mx


La cita estaba agendada, sería el sábado 16 de octubre a las 14:30 horas, tiempo de mi reloj, en la calle de Luis Moya e Independencia entre los edificios Puerta Alameda y el estacionamiento de la Secretaría de Relaciones Exteriores en el Centro Histórico de la Ciudad de México, un lugar que a escasos metros se encuentra la Alameda Central y que en ella cientos de capitalinos gozan de este día en compañía de sus familias para visitar uno de los lugares más encantadores de la República mexicana.

Faltaban unos minutos para la hora pactada y no encontraba la calle, estaba seguro que en alguna ocasión había pasado por ahí, pero no la ubicaba, estaba desesperado, al preguntar a una persona por la calles antes mencionadas me dijo hacia donde dirigirme para llegar al sitio en donde se desarrollaba una supuesta “Intervención Extraterrestre” que tiene como objetivo modificar el entorno cotidiano de la capital mexicana y provocar que la gente "mire hacia el cielo y genere relatos imaginarios" ante la presencia, desde luego, de cuatro platillos voladores de color negro fabricados de fibra de vidrio por el artista plástico Marcelo Balzaretti.


Se trata de la exposición que forma parte del proyecto de arte urbano "Lugar Cero" que surge a través de una iniciativa de la plataforma cultural "Casa Vecina" para apoyar iniciativas de arte contemporáneo y que en las próximas semanas hará dos paradas sorpresa en distintas calles y edificaciones del centro.

Lo que más me llamó la atención es que a pesar de que están suspendidos a 80 metros de altura, la gente no volteaba al cielo, miraban gracias a que mi cámara estaba enfocada hacía arriba, ante un intenso sol. “Mamá, mamá, mira… Unos OVNIs en el cielo. Mamá, voltea, mira lo que hay ahí”, gritaba un niño a su madre quien muy tranquila levantó su mirada y se topó con esos objetos ajenos a nuestra realidad y le contestó a su menor hijo “no, los pusieron ahí, seguramente alguien que no tenían otra cosas que hacer” lo tomó de la mano y continuaron caminando, sin embargo, ese niño intuyó que no se trataba de alguien sin tener que hacer, en sus adentros sabía que algo importante estaban provocando esas figuras en el cielo en la sociedad mexicana.

Al tiempo…
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