lunes, 7 de septiembre de 2009
CRÓNICA DE UN MEXIQUENSE. Una noche de "contrastes" entre la sorpresa, el miedo, la muerte y la frustración.
Yohanan Díaz Vargas, yohanandiaz@yahoo.com.mx
Foto: EL UNIVERSAL.com.mx
El pasado domingo después de las 19:00 horas se registró una fuerte tormenta en el Distrito Federal y Estado de México que afectó a diversas delegaciones y municipios donde habitamos más de 25 millones de personas. La lluvia parecía una más de que la constantemente se registran en la ciudad, sin embargo, minutos después la ciudadanía nos daríamos cuenta que la cosa no era así. Los mexiquenses comenzaron a observar que los niveles de lluvia eran inusuales y que las alcantarillas no alcanzaban para desalojar el agua. Una hora después, el temor de muchas personas fue que las principales vialidades de ambas entidades se vieran afectadas. En efecto, la confirmación llegó minutos después. Las estaciones de radio comenzaron con los reportes de los estragos de las lluvias. En el Estado de México en Periferico, principal arteria vial, eran 15 o 20 kilómetros de carros parados por las inundaciones registradas en "Valle Dorado", se podía percibir la angustia, la desesperación y el coraje de las personas por tratar de llegar rápido a sus destinos y no poder.
En la avenida José López Portillo (vialidad que comunica los municipios de Ecatepec, Coacalco, Tultepec, Tultitlán y Cuatitlán Izcalli) era aún peor la situación ya que los niveles del agua alcanzaban más del metro de altura y en algunas zonas hasta el metro y medio. Los ojos de un reportero no podían dar cabida a lo que veían, ya que una cosa es que este tipo de hechos sucedan en otras partes de la República Mexicana o del mundo, y otra que suceda cerca de tu casa. Podía darme cuenta de los automóviles parados, pero no por que desearan mirar el espectáculo; sino por que no avanzaban, ya que se les había averiado el auto.
Tengo muy viva una imagen de una pareja que con su hijo de unos 5 o 6 años, estaban sobre el moviliario de un parabus, sobre la espalda del Papá se montó la esposa que a su vez subió al niño en su espalda. El niño cayó, la mamá grito de terror, y al final de cuentas todos se mojaron, al final los tres se abrazaron y comenzarón a reir. Es deseperante ver esa escena y no poder ayudar debido a la velocidad que alcanzó la corriente. Más escalofriante fue aquella imagen donde una persona con sus zapatos sobre su cabeza y su morral caminaba cerca de la zona "El Asta Bandera" en el municipio de Tultitlán y desde el transporte público veíamos como iba, como si nada, pero con paso rápido, eso si agarrándose de la pared, cuando de pronto ya no estaba, había caído en una coladera destapada, la gente del microbus, grito, nos espantamos, no faltó quien dijo "ya se lo llevó la chingada". Segundos, sólo segundos después salió mentando "madres" y limpiando sus zapatos y su bolso. Son cuadros, son escenas que retumban en mi mente y que como periodista no podía registrar y decirles a los señores gobernates, que después que pusieron "concreto hidráulico" en esta vialidad se les olvido poner alcantarillas que estuvieran conectadas al drenaje y desde luego, toda la infraestructura necesaria para la captación del agua pluvial.
UN MICROBUS SALVAVIDAS
La frustración estuvo presente en este reportero que en todo momento al no poder registrar lo que mis ojos veían, al no tener una cámara de video, una fotográfica o incluso un micrófono no podía narrar lo que veía: Carros en las orillas, en contra flujo con gente en su interior y las combis (transporte público) "varadas" con gente en su interior con miedo, con cara de qué pasará ahora, afortunadamente el transporte en que iba no se detuvo en ningún momento más que para subir a personas que caminaban en contra de la corriente del agua que les llegaba a la mitad de las piernas. Sin embargo, era también, una escena de alegria porque habían rescatado, de cierta manera, a una persona. La escena en general era de dolor, tristeza, frustración y coraje por la perdida del carro, de lo que transportaban en alguna camioneta, para los que se dirigían a sus trabajos o regresaban de ellos, como sucedió a quien esto escribe, después de acompañar a un equipo de producción de una televisora alemana en su investigación sobre el caso conocido como el "Ser de Metepec". Los únicos intocables eran los trailers, los camiones y microbuses, ellos se daban incluso el lujo de echar carreritas ante la mirada atónita de quienes nos encontrabamos ahí. Pero como dicen: "los mexicanos siempre se burlan y le sonrien a la desgracia", y ahí me di cuenta que era cierto. No faltó quienes venían de algún centro recreativo y sacaron una pelota, se pusieron sus shorts e iniciaron un partidito de "fucho" en el agua. Pero llegó el punto donde no todo era alegría en este "mar urbano", lo peor fue cuando tratando de cruzar por la subida que lleva a "Buena Vista" en este mismo municipio, la velocidad que alcanzó el agua, golpeó al micro y lo aventó hacia la pared de un puente, todos hicimos algún exclamo, las autoridades que ya se encontraban en la zona, entre ellos personal de Protección Civil, Policías, Bomberos y centenares de individuos que miraban con asombro, sorpresa y unos tantos con miedo a ese transporte aventurero y la pregunta que salto e incluso para los que ibamos arriba era: ¿pasará? ¿nos tendremos que bajar a caminar? ¿me mojaré?
NO PUDE LLEGAR AL TRABAJO
Fueron momentos reitero de angustía, miedo y no tanto por perder la vida, sino de mojarnos y caminar sobre la venida López Portillo con el agua fria, lloviendo y literalmente a contracorriente, que incluso como dato han tratado en varias ocasiones de cambiarle el nombre ya que durante la administración de este Presidente, México sufrió una de las peores crisis económicas y pareciera que la maldición, la desgracia y la crisis persistirán mientras continúe ese nombre en la "tierra de los que si cumplen", dice el PRI.
Este lunes tratando de llegar a mi centro de trabajo ubicado en Polanco, Distrito Federal, me encontre con la novedad de que esa misma parte de la López Portillo continuaba inundada y que los esfuerzos de las autoridades no eran suficientes. La avenida "Mexiquense" fue cerrada ante la cantidad de lodo y los derrapes que sufrián los carros que incluso había originado, según "vox populi" hasta las 10 de la mañana, tres choques. Ante este panorama decidí regresar a mi casa y escribir esto que aunque no pude registrala si tengo el recuerdo de una noche de contrastes entre el miedo, la sorpresa, el placer, el gusto, pero también la desesperación, una noche que miles de mexiquense no podremos olvidar.
EL PERIODISTA BIÓNICO
Es por esto que he decido quitarme un ojo y ponerme una cámara de video para registrar lo que suceda a mi pueblo; quitarme una mano y colocarme un micrófono para dar voz a quienes desesperados querían avisar a sus familiares que ya estaban cerca, de dónde, no lo sabíán, pero era la forma de quitarse el miedo y escuchar a sus seres queridos; también he decido ponerme una oreja biónica para escuchar cada comentario, cada frase que surgieron en una noche donde las familias se unieron más, donde los novios no se soltaban la mano o permanecían abrazados y los que ibamos solos, sólo nos mirabamos y conteníamos las palabras, pero en el fondo todos en ese microbus eramos uno solo, un equipo comandados por un chofer que a manera de capitán de un barco, daba indicaciones a su copiloto para hacer a un lado las llantas y las ramas que flotaban de los árboles que encontrabamos a nuestro camino. Chales, algo increíble de creer en plena ciudad...
Después de 4 horas con 30 minutos por fin llegue a casa, seco fisicamente, pero mojado, triste y preocupado por esas miles de personas que quedaron atrapadas en ese "mar urbano" en ese mar que aparentemente no mata, aunque las autoridades al cierre de este texto afirmen que hay cerca de cuatro personas muertas y desaparecidas, un mar que moja el "orgullo mexiquense" y provoca que los sentimientos más enterrados en cada uno de los participantes, por llamarlos de alguna forma, afloren, pero que a su vez hizo un gran daño a los ahí reunidos.
Desde esta tribuna mis condolencias para los familiares de las personas fallecidas en "esa noche de contrastes..."
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