La Navidad representa para millones de personas en todo el mundo una de las festividades más importantes en donde muchas personas utilizan ésta fecha para entablar comunicación con amistades que por alguna situación ya no existía, una comunicación con aquel pariente que hacia un buen rato ya no le hablabamos, la verdad que chido, que sea el pretexto idóneo para que millones de personas a nivel mundial nos unamos nuevamente como lo que somos, seres humanos y dejemos de pensar que nosotros mismos somos lo más importante para nosotros mismos.
En cuantas ocasiones tenemos la mente puesta en otros planetas, en saber si realmente nos visitan seres de otros mundos; cuando en el nuestro ni siquiera podemos congeniar con nuestros semejantes. La pregunta obligada, ¿cómo pensamos hacerle entonces cuando nos encontremos con seres extraterrestres? Una buena pregunta que desde luego, no voy a contestar.
Sin embargo, debo de mencionar algo que me llena de profunda tristeza y enojo, que en mí país, México, exista una guerra frontal contra el narcotráfico, una guerra declarada por la administración del Presidente Felipe Calderón hacia la delincuencia organizada, pero aun más preocupante es que sean los narcos a través de mantas colgadas en puentes peatonales en el estado de Morelos donde notifican la declaración de guerra al Estado Mexicano, y nosotros como sociedad quedamos en medio de una guerra que no tiene razón de ser, donde millones de personas nos sentimos amenazados, nos sentimos con miedo, inseguros, ante unas autoridades incompetentes que por cuestiones ajenas a la voluntad de la sociedad en general, sirven a los capos de la droga, es decir, al mejor postor y se olvidan que lo único que deseamos en conjunto es vivir tranquilos, vivir en un lugar seguro para nuestras familias. De verdad, no creo que sea mucho pedir, sólo deseamos vivir tranquilos.
Nos encontramos enfrascados en una guerra sin cuartel que lacera a mí país, a mi pueblo que visualizo lleno de proyectos, donde habitan millones de jóvenes que se preparan día a día en las Universidades y esos millones de niños que lo único que desean es superarse para escapar de su realidad, ser importantes en la vida y tener, cuando sean mayores de edad, un empleo con el cual mantenerse ellos mismos, pero también a su núcleo familiar. Un sueño que se ve truncado, en muchas ocasiones, cuando existe un cáncer que consume, poco a poco a la sociedad y que desde luego nos afecta a todos, pero que, la neta, nos ubica en nuestra realidad de que las cosas son alarmantes y debemos, por lo tanto, luchar por un México mejor, pero sobre todo por un mejor planeta.
Es por esto que pido todos los días en mis oraciones nocturnas y muy en especial en esta Navidad a Dios, sea cual sea la idea que tengamos de él, que nos brinde la oportunidad de ser mejores como seres humanos y que ilumine con su infinita sabiduría a nuestros representanes de gobierno en sus tres niveles: federal, estatal y municipal, para que en conjunto se pongan a trabajar y vivamos tranquilos.
Este es mi deseo de Navidad que comparto con ustedes y desde la ciudad de México les mando un fuerte abrazo, un beso y les deseo que se la pasen muy bien en compañia de sus seres queridos. Pido también a Dios que bendiga sus caminos sean cual sean con la finalidad de que disfruten ésta noche y hagan dichosas a las personas que los rodean.
De verdad, creanme, la fecha lo amerita...
Feliz Navidad.
Atte.
Yohanan Díaz Vargas
yohanandiaz@yahoo.com.mx
