Después de haber perdido a su única hija Karine, de 21 años, el 2 de diciembre de 1995 en la carretera México-Toluca, el matrimonio francés de Maryvonne e Yvon Dray, no se resignó a su partida y se dio a la tarea de buscar en religiones, en filosofías, en técnicas para entrar en comunicación con los fallecidos y fue en la Transcomunicación Instrumental (TCI) que hallaron la respuesta. Tres meses después de la muerte de su hija, lograron contactarla a través de una grabadora y un micrófono, y lo más interesante, relatan los Dray, fue que hubo respuestas en francés, su lengua madre, y también en español.
Maryvonne e Yvon afirmaron que el más allá “es un mundo imaginario donde se desplazan a la velocidad del pensamiento (superior a la de la luz) en el que no hay purgatorio, no hay infierno, no hay paraíso, cada quien crea su realidad porque son estados de conciencia que en ocasiones no les permiten crecer por tener remordimientos; aun así, todos cuentan con la ayuda de seres espirituales.
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