Yohanan Díaz Vargas, yohanandiaz@yahoo.com.mx
Millones de niños en México esperan con gran entusiasmo la llegada de los Reyes Magos que año tras año son los encargados de dejar a un lado del zapato, de la cama, en la sala, o en algún lugar de la casa, juguetes, dulces y muchas alegrías. En cuantas ocasiones como niños nos escondiamos atrás de la sala, nos quedamos con un ojo abierto para ver a esos tres personajes misteriosos que entraban a nuestra casa a dejarnos juguetes de esa gran lista que todos los eneros haciamos, y que en la mayoría de ocasiones sólo nos traían un par de cosas y cuando nos iba bien tres o cuatro juguetes, pero el sueño nos ganaba y nunca los vimos.
Como niño siempre me marque un objetivo que era entrevistar a los Reyes Magos. Que cosas, desde chavito siempre andaba con una grabadora enorme y un micrófono igual de grande para todos lados, siempre busque esa plática histórica para que la escucharan mis amigos, pero hasta el momento no lo he logrado. Espero que algún día la pueda hacer y decirles a mis hijos, mirén después de muchos años lo logré, lo hice. Que bueno sería eso...
LOS RECUERDOS
Sin embargo, recuerdo que era muy bonito despertarme para jugar con mis juguetes que me habían dejado los tres Reyes, creo que era la única ocasión que me levantaba temprano e incluso, antes que mis padres. Una bonita ilusión que ahora, nosotros como personas adultas debemos preservar y nunca, jamás, decirle a un niño que los Reyes Magos son nuestros padres, algún familiar o amigo, eso es lo peor que se le puede decir a un menor, ya que les truncamos sus esperanzas e ilusiones en un 6 de enero sobre esos personajes que todos sabemos que no existen, que no son tangibles, que nadie los puede ver y por lo tanto, nadie los puede tocar, pero que están presentes en nuestra vida y que creemos que saben perfectamente cada uno de nuestros actos, es más, hago la propuesta para que se "penalice judicialmente" a esas personas sin corazón "rompeilusiones".
Recuerdo que cada año mis padres y abuelos me ayudaban a hacer mi carta a los Santos Reyes Magos, nunca supe y en la actulidad no sé si sean santos, pero eso me decían ellos. Me abuela se encargaba, según ella, de hacerle llegar a los Reyes mis peticiones. Cuando ya no estuvieron ellos, por que se fueron a un lado del Señor (Dios), fueron mis papás que en conjunto mandabamos esa carta en un globo y con él mis ilusiones se iban volando. El tiempo pasa y los métodos cambian, ahora los niños hacen sus peticiones por correo electrónico, que cosas, pero los deseos, la ilusión y el asombro por el 6 de enero sigue siendo el mismo.
UN DÍA LOS VÍ
De verdad yo ví a los Reyes Magos como ponían mis juguetes en orden del más grande al más chico, colocaban el moño de este lado o de aquel para que se viera más bonito, me acomodaban mis dulces e incluso cada año uno de los Reyes (mi abuelito) me dejaba dinero para que me comprara lo que quisiera. En conjunto mis padres y abuelos dejaban todo listo para que al despertarme quedara impactado con los regalos y gritara de felicidad: Si llegaron, si llegaron, si me dejaron juguetes, que chido, que chidoooo, no se dieron cuenta que me porte mal, que chido... jajaja, son tantos recuerdos que fluyen por mis dedos al momento de teclear cada palabra de este texto.
Solo le pido esto a los tres Reyes Magos y a Dios:
Que ésta noche 5 y madrugada de 6 de enero le permita a los padres de familia, a los abuelitos, a los tíos, a todos los que salen de sus casas a escondidas de los niños convertidos en Reyes Magos a comprar un juguete o un dulce, regresar con bien a sus casas y que hagan felices a una niña, a un niño, así como mis papás y abuelos me hiceron feliz a mí.
Sé que mi petición será escuchada por que mis tres Reyes Magos están con Dios: mi Papá y mis dos abuelitos maternos, que en conjunto con mi mamá, me hicieron infinitamente feliz y no creo que este 6 de enero me fallen, por que ellos siempre desearon verme contento.
Feliz Día de Reyes Magos.
NOTA: Este texto lo publique en este mismo blog el 5 de enero de 2010, me gusto tanto que nuevamente lo comparto con todos ustedes.
Millones de niños en México esperan con gran entusiasmo la llegada de los Reyes Magos que año tras año son los encargados de dejar a un lado del zapato, de la cama, en la sala, o en algún lugar de la casa, juguetes, dulces y muchas alegrías. En cuantas ocasiones como niños nos escondiamos atrás de la sala, nos quedamos con un ojo abierto para ver a esos tres personajes misteriosos que entraban a nuestra casa a dejarnos juguetes de esa gran lista que todos los eneros haciamos, y que en la mayoría de ocasiones sólo nos traían un par de cosas y cuando nos iba bien tres o cuatro juguetes, pero el sueño nos ganaba y nunca los vimos.
Como niño siempre me marque un objetivo que era entrevistar a los Reyes Magos. Que cosas, desde chavito siempre andaba con una grabadora enorme y un micrófono igual de grande para todos lados, siempre busque esa plática histórica para que la escucharan mis amigos, pero hasta el momento no lo he logrado. Espero que algún día la pueda hacer y decirles a mis hijos, mirén después de muchos años lo logré, lo hice. Que bueno sería eso...
LOS RECUERDOS
Sin embargo, recuerdo que era muy bonito despertarme para jugar con mis juguetes que me habían dejado los tres Reyes, creo que era la única ocasión que me levantaba temprano e incluso, antes que mis padres. Una bonita ilusión que ahora, nosotros como personas adultas debemos preservar y nunca, jamás, decirle a un niño que los Reyes Magos son nuestros padres, algún familiar o amigo, eso es lo peor que se le puede decir a un menor, ya que les truncamos sus esperanzas e ilusiones en un 6 de enero sobre esos personajes que todos sabemos que no existen, que no son tangibles, que nadie los puede ver y por lo tanto, nadie los puede tocar, pero que están presentes en nuestra vida y que creemos que saben perfectamente cada uno de nuestros actos, es más, hago la propuesta para que se "penalice judicialmente" a esas personas sin corazón "rompeilusiones".
Recuerdo que cada año mis padres y abuelos me ayudaban a hacer mi carta a los Santos Reyes Magos, nunca supe y en la actulidad no sé si sean santos, pero eso me decían ellos. Me abuela se encargaba, según ella, de hacerle llegar a los Reyes mis peticiones. Cuando ya no estuvieron ellos, por que se fueron a un lado del Señor (Dios), fueron mis papás que en conjunto mandabamos esa carta en un globo y con él mis ilusiones se iban volando. El tiempo pasa y los métodos cambian, ahora los niños hacen sus peticiones por correo electrónico, que cosas, pero los deseos, la ilusión y el asombro por el 6 de enero sigue siendo el mismo.
UN DÍA LOS VÍ
De verdad yo ví a los Reyes Magos como ponían mis juguetes en orden del más grande al más chico, colocaban el moño de este lado o de aquel para que se viera más bonito, me acomodaban mis dulces e incluso cada año uno de los Reyes (mi abuelito) me dejaba dinero para que me comprara lo que quisiera. En conjunto mis padres y abuelos dejaban todo listo para que al despertarme quedara impactado con los regalos y gritara de felicidad: Si llegaron, si llegaron, si me dejaron juguetes, que chido, que chidoooo, no se dieron cuenta que me porte mal, que chido... jajaja, son tantos recuerdos que fluyen por mis dedos al momento de teclear cada palabra de este texto.
Solo le pido esto a los tres Reyes Magos y a Dios:
Que ésta noche 5 y madrugada de 6 de enero le permita a los padres de familia, a los abuelitos, a los tíos, a todos los que salen de sus casas a escondidas de los niños convertidos en Reyes Magos a comprar un juguete o un dulce, regresar con bien a sus casas y que hagan felices a una niña, a un niño, así como mis papás y abuelos me hiceron feliz a mí.
Sé que mi petición será escuchada por que mis tres Reyes Magos están con Dios: mi Papá y mis dos abuelitos maternos, que en conjunto con mi mamá, me hicieron infinitamente feliz y no creo que este 6 de enero me fallen, por que ellos siempre desearon verme contento.
Feliz Día de Reyes Magos.
NOTA: Este texto lo publique en este mismo blog el 5 de enero de 2010, me gusto tanto que nuevamente lo comparto con todos ustedes.